En un telegrama enviado el 6 de
noviembre de 1922, Howard Carter apremiaba a Lord Carnarvon, el
acaudalado millonario (aunque a la postre no tanto) que financiaba las
excavaciones en el Valle de los Reyes, para que acudiera inmediatamente a
Egipto si, como era de esperar, quería estar presente en la apertura de
la tumba de Tutankamón:
«Al final hemos hecho maravilloso
descubrimiento en el Valle STOP Una magnífica tumba con los sellos
intactos STOP Recuperaré algo para su llegada STOP Felicidades FIN».
El blog Hislibris.com publica un extenso e interesante comentario sobre "La maldición de Tutankamón", libro publicado por Joyce Tyldesley, arqueóloga y egiptóloga británica.
Para leer más: