Las alargadas embarcaciones llegaron el 8 de junio.
Aunque los monjes de Lindisfarne no lo sabían, era el principio de 300
años de sangrientos saqueos vikingos en Gran Bretaña e Irlanda.
Corría el año 793
[BBC] "Nunca antes había habido tanto
terror en Gran Bretaña como el que estamos sufriendo por una raza
pagana", escribió en ese entonces el erudito anglosajón Alcuino de York.
"Los herejes regaron la sangre de los santos en
el altar y pisotearon los cuerpos de los santos en el templo de Dios,
como si fuera excremento en las calles".
Más de 12 siglos después, los vikingos siguen
teniendo un lugar preponderante en la imaginación. Hombres rubios,
físicamente poderosos, con yelmos cornudos y la agresividad a flor de
piel, descendiendo sobre aldeas para violar y saquear.
Esa, al menos, es la percepción. Pero esa visión tan arraigada está en tela de juicio.