Juan Luis Arsuaga, junto al antropólogo griego Antonis Bartsiokas, logra poner fin a una polémica que dura ya cuarenta años.
[Fuente www.abc.es] Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno y el rey que consiguió unificar Grecia en el siglo IV antes de Cristo, no está enterrado donde todo el mundo piensa. Ahora, un equipo internacional de investigadores, dirigido por el antropólogo griego Antonis Bartsiokas y el paleontólogo español Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos de Atapuerca, acaba de identificar los auténticos restos del gran rey macedonio, que fueron descartados hace décadas y que desde entonces permanecen guardados en cajas en una estantería.
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